viernes, 1 de enero de 2021

2020 se fue

2020 se fue, y creo que una de las cosas más dolorosas o que más rabia ha dado a muchos este año, es lo fácil que puedes pasar de ser una persona importante para alguien, a básicamente ser "un don nadie", que puede ser sustituido por personas que no han dado, ni darán, un 0.0001% por esa persona que pensabas que quería permanecer en tu vida. No sé a cuantas personas he conocido en este 2020 que les ha pasado eso, pero por eso mismo lo comparto aquí, empatizo con vuestro pesar. Sentid que valéis mucho, aunque haya gente que no valore lo que habéis dado por ellos. Falta gente como vosotros, que ponga antes en la balanza ese tesoro llamado tiempo que le regaláis a alguien, antes que la novedad de una persona que acaba de llegar a tu vida, simplemente por eso, porque ser una novedad. Las personas son más que juguetes de usar y tirar. Aunque por desgracia sólo los años y caer en la misma piedra, hace que mucha gente se de cuenta de esto finalmente.

domingo, 1 de noviembre de 2020

Un título random

La verdad es que no sé cómo empezar esto, ni cómo acabarlo ni nada. Hoy ni tengo ganas de quebrarme la cabeza para escribir de forma bonita. Hoy me apetece soltar una parte de mí mediante la escritura de forma natural. Y es que... Este 2020 se clava en mí a diario, cada día. Unos días lo noto haciéndome mucho daño, y otras veces menos, donde incluso me da por sonreir y decir alguna de esas tonterías que hace tiempo me caracterizaban tanto. Pero es doloroso. Y es doloroso sentirse rodeado de gente a la que les importas y al mismo tiempo recrearse en un nubarrón de soledad que te envuelve. Es doloroso sentir que construyes para que te echen el edificio abajo. Es doloroso querer. Es dolorosa la ansiedad y es doloroso sentirse desconcertado, incomprendido. Llevo desde hace años nada más que repitiendo una y otra vez la palabra "valorar" en la mayoría de lo que escribo. Valorar, valorar y más valorar...¡Para qué! Este 2020 es un asco, no hace más que doler cada día, y lo más curioso es que no lloro, no lloro nunca, y no por ser más hombre precisamente ni esas cosas que tan poco me gustan de la sociedad. No lloro quizás porque mi cuerpo siente de alguna manera que necesito a la persona indicada a mi lado para soltar todo lo que llevo dentro, o porque llevo tanto dolor y tanta sensibilidad acumulada durante tanto, tantísimo tiempo, que el día que llore voy a hacerlo de la mañana a la noche. Lo que está claro es que 2020 no estaba hecho para los que somos personas sensibles, porque por mucha coherencia que pongas ves todo de una forma tan absurda, ves como todo lo bueno que has intentado hacer con toda tu buena fe, tu cariño, tu dedicación, antes de esta pandemia al final se convierte en algo difuso esperando a ser reconocido en algún momento de nuevo. Añoro el antes, me añoro a mí, añoro quienes eran los demás, añoro cómo antes (esta vez sí) "valorábamos" las cosas.

Esta vez no estoy siendo simbólico ni un poeta del siglo XXI, este es quizás el texto más sincero, más claro, más real que he escrito aquí. Quizás porque no soy el único que se encuentra este año así, quizás porque me estás leyendo y te sientes identificado o indentificada conmigo, quizás también estas implorando ayuda, quizas también te has perdido y no sabes como encontrarte. Pero ¿sabes? Estoy aquí, yo sigo aquí, soy real, tan auténtico como estas palabras que estás leyendo. Soy una persona sensible más en este año de mierda, sí, sin embargo estoy seguro de algo, muy seguro. Sigo siendo yo mismo, el mismo de hace un año, el mismo de hace dos, el mismo de hace tres. Si algo ha cambiado en mí es en que he tratado de mejorar como persona, e intentar corregir esos errores que al fin y al cabo uno tiene como cualquier ser humano. Sigo siendo yo, solo que 2020 me ha venido muy grande.

domingo, 27 de septiembre de 2020

El comienzo

No sucumbíamos a lo complejo
Onduladas mareas mencían nuestro paso
Soltando carcajadas cada día, cada momento.

El descanso a la noche más esperado
Cocina para los paladares más exquisitos
Hoy me sigo acordando
Ojalá halles el camino del destino.

Del recorrido a tus escaleras
En la puerta una sonrisa siempre espera.

Mirada de cariño hasta el infinito
Escondida no se encuentra
Nuestra añoranza llena de apetito
Oníricos sueños aguardan
Sólo tú hallarías la respuesta a este acertijo.

jueves, 20 de agosto de 2020

Somos uno

Respiración. Es bonita, dulce, delicada, como tu piel acostada en mi hombro, que con la tranquilidad de mis palabras y tu mirada forman una armonía única. Única tras esas grandes pinturas que nos rodean, que nos observan y nos convierten a nosotros en un nuevo cuadro. Tumbados nos convertimos en arte, el arte de escuchar el sonido de la lluvia aterrizando sobre la superficie del paraguas, consiguiendo una banda sonora perfecta para nuestro camino de vuelta a casa.

Somos dos. Somos dos convirtiéndonos en la leyenda de lo que muchos añoran, de lo que muchos buscan, por lo que muchos lloran, de la tranquilidad, de las sonrisas, de la complicidad, del deseo. Una línea invisible que atraviesa nuestros corazones, y dueños del tiempo reímos y disfrutamos ante la perplejidad del destino. Caemos, nos levantamos, volamos. Caemos, nos levantamos, soñamos. El viento nos encamina de nuevo a la llegada de tu respiración, expectante, buscando el despertar de mi mirada, buscando la suavidad de nuestras manos entrelazadas que añoran cada reencuentro, el fin de los suspiros, la creación del comienzo.

Mientras, los cerezos en flor nos observan, y la luz del sol nos acaricia la cara, meciendo en las mejillas de ambos un surco de calor como si nos recordara que somos dos, somos dos...somos uno.



viernes, 22 de febrero de 2019

Transparente

El otro día una amiga me llamó "transparente". Un término curioso, pero me caló y me hizo pensar. Y es que yo simplemente trato decir las cosas con sinceridad, o supongo que tal cual son. 

No me gusta decir las cosas con rodeos y aunque no sepa explicarme bien, trato de hacerlo con paciencia e intentando decirlo de todas las maneras posibles hasta que se comprenda. Porque muchas veces sentimos que tenemos un montón de palabras y pensamientos acumulados en nuestra boca y nuestra mente, queriendo salir en tropel a la vez, y al final no sale ninguno o se expresa mal por no poder transmitir de manera ordenada ese cúmulo de sensaciones. A mí parecer es la única manera de expresarse. 

También puede ocurrir que a lo mejor uno no consigue en determinados momentos explicarse bien, y pasan las horas o al día siguiente pensando sobre el tema ya es cuando se te viene a la cabeza la forma correcta de expresar lo que piensas o sientes.

No sé, quizás sea raro ser así, pero a mí no me disgusta esa forma de ser. De hecho creo que me faltan personas "transparentes" en el mundo, que intenten con sinceridad expresar lo que tienen en el fondo de su ser.



jueves, 14 de febrero de 2019

Querer, un 14 de febrero

Hace mucho que no escribo por aquí, pero a veces es bueno volver. Nunca es tarde para expresar sentimientos de una manera diferente. Y hoy, 14 de febrero, otro día más de esos donde apremia el consumismo, pero que al mismo tiempo se supone que significa algo de verdad para mucha gente, me ha hecho reflexionar un poco. ¿Qué es quererse? ¿Qué es amar? ¿En qué momento se sabe que se quiere de verdad? ¿O cuanto dura el quererse? Depende de la persona, dirás, tú que me lees. Y te doy la razón. Lo malo es ponerse de acuerdo. Lo malo es quererse de diferentes formas, porque luego, pasa lo que pasa.

Por eso, como cada persona es un mundo, yo puedo dar mi visión de lo que es llegar a querer, de mis sentimientos respecto a esa palabra.
Para mí, querer a alguien no es otra cosa que demostrar una necesidad por esa persona, y expresarlo de muchas formas, ya sea pasando tiempo con ella, ayudándola a contar contigo cuando lo necesite, o al fin y al cabo que de alguna manera los dos enfrenten los retos que nos pone la vida e intentar superarlos, pase lo que pase. Caigan truenos, relámpagos o terremotos. Como dice la palabra tal cual: "querer". Querer que esa persona se quede en tu vida, y no solo ayer, ni hoy, sino mañana también. Querer es sentir que el hueco que ha formado esa persona en tu vida, no es reemplazable. Podrás intentar taparlo con sucedáneos, pero nunca será igual. Básicamente porque cada persona es única, y una simple caricia, aunque se dé de la misma forma, existe algo que hace que no sea igual. Esos motivos, son por ejemplo los recuerdos. Las vivencias que hemos pasado y construido con alguien hacen que acaben siendo únicas para nosotros.
Por eso, ante la pregunta de: "si apareciera una chica guapa, sorprendente, divertida y con los mismos gustos que tú, ¿dejarías de quererme?" Aquí entraría lo que acabo de explicar. Para mí, no importa que aparezca una persona así, porque aunque tratara de sustituirte por ella, con ella no he pasado todos los momentos que he pasado con la persona a la que quiero. Con esa nueva persona no he pasado los momentos de risas que he pasado con la persona a la que quiero; con esa nueva persona no he sentido el cariño, día tras día durante esos días y noches únicas; esa nueva persona no me ha recogido mil veces en la estación esperando mi llegada, como si hubieran pasado años; esa nueva persona no me ha abrazado innumerables veces por la noche y levantado con una sonrisa que indica que todo va a ir bien, simplemente porque te has despertado a su lado, simplemente con tu presencia;  porque esa persona no ha venido a mi casa a las tantas solo porque quería ver mi cara de felicidad al verla.

¿Que qué es querer? Para mí, querer, siempre será eso.


miércoles, 11 de abril de 2018

Thanks Max

Seguro que nunca llegarás a leer esto, pero no me importa. Y si llegas aquí por cosas del destino, te diré una cosa: gracias. Gracias por haber sido una de mis mayores desilusiones de estos últimos años. Te lo digo de corazón, gracias. Gracias por haber sido esa persona inestable y desastrosa, por querer enamorarte de mil personas y no cuidar y valorar a la que tenías delante, a la que llamabas única.

¿Todavía no crees lo que te digo? ¡Gracias! Sí, te agradezco que hicieras trizas mi corazón, porque fue la última oportunidad que le llegaré a dar a una persona insegura. Gracias, en serio, por hacerme sentir uno más de tu colección por no creerte tus propias promesas. Y además, con suerte para ellas, las nuevas personas que dejes de lado por tu inseguridad, quizás también se hagan más fuertes por aprender que no deben de fiarse de las palabras más dulces.

Gracias por enseñarme que las peores personas no son aquellas que te insultan o se creen mejor que nadie, sino aquellas que aparentan ser buenas y que te quieren, y luego pueden dejarte de lado sin menor dilación.

Por fin, gracias. Gracias porque ahora soy feliz, me siento fuerte, pletórico y con ganas de comerme el mundo. Porque fuiste la guinda del pastel de mis decepciones y hoy sé aún más qué necesito para ser feliz. Transformaste en bloques rotos mi 2017, te llevaste parte de él contigo, pero 2018 empezó genial y cada vez va mejor. Lo seguiré llenando de ilusión y cosas buenas, y alejarlo de todo lo que se parezca a lo que tú me has enseñado a no caer. Así que por última vez, gracias. Y si acaso, nos volveremos a ver alguna vez en un recuerdo, porque en el futuro... nunca más.