domingo, 22 de noviembre de 2015

El ciego mundo




Es curioso cómo el mundo, su gente y sus normas sociales controlan nuestros propios pensamientos. Es algo que nadie piensa pero a la vez lo saben todos. Vivimos controlados por unos hilos invisibles que nos hacen comportarnos de una manera u de otra, llegando a quitarnos la libertad. 

Nos destruimos poco a poco pero nadie hace nada por evitarlo... o no. Hay personas que acaban con ese control, que valoran otras cosas, tienen otros pensamientos y acaban siendo felices sin necesitar de esas normas, sin necesitar aspirar a comprarse un coche de lujo algún día ó tener el último modelo de móvil, por ejemplo. Hay personas que rompen las barreras, que son simplemente felices con la compañía de una familia, los pequeños detalles, una reflexión con los amigos, sentir la brisa sobre la cara o ver un atardecer en el mar. Personas que no engañan, que aunque se preocupen por ellos mismos procuran hacer del mundo algo mejor al mismo tiempo.

El mundo se muere...y necesitamos de esas personas que lo llenen. Son muy pocas pero equilibran la balanza de la bondad y la voluntad por un mundo mejor. Agradezcámoslo, pues gracias a ellos las bonitas películas, las maravillosas historias y relatos tienen menos de ficticio, mientras el poco realismo  pasa a convertirse en una nueva esperanza de que todo no está perdido y...podemos salvarnos.

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