jueves, 14 de abril de 2016

El camino de la felicidad


Puede que muchas veces te preguntes por qué el mundo se pone en tu contra, por qué las muchas cosas buenas les pasan a los demás y a tí no. Pero creo que la primera pregunta que deberías hacerte es: ¿Cómo puedo yo obtener mi propia felicidad?

Puede que haya muchas respuestas a esta pregunta pero hay una con un tema muy claro: El concepto de madurar. 

Desde pequeños en los medios de comunicación, la gente, toda la sociedad en sí nos enseñaron a que cuanto más crezcamos más serios tenemos que ser, atender más a la superficialidad y a imaginar menos, y sólo hacerlo si tiene que ver con nuestro trabajo.

Imaginar, si te fijas bien la mayoría de las veces que hacíamos eso era cuando éramos niños. Los niños sí que saben ser felices, con sus pensamientos exentos de problemas queriendo imaginar siempre lo inimaginable y haciendo de lo más insignificante una enorme fantasía que se hace realidad. Porque nos hacemos la idea de que maduramos a medida que crecemos y que aprendemos cuanto más pasa el tiempo, pero ¿no nos planteamos quizás que desaprendemos muchas cosas que ya teníamos aprendidas cuando éramos niños? Entonces, sólo tienes que darte cuenta de que para ser felices deberíamos aprender a ser un poco niños de nuevo y que nos llame todo más la atención. ¿Sabes por ejemplo cuál es uno de los momentos más especiales de la gente que tiene un hijo pequeño?: Cuando juegan con él. Porque es uno de los momentos en los que tu niño interior puede salir y divertirse como antes sin que la sociedad diga: "mira ese joven, ese hombre, o esa mujer están siendo infantiles".

Es muy fácil ser feliz, más de lo que piensas, en cualquier momento. Vuelve a dibujar formas a las nubes cuando mires al cielo, sonríe bajo el paraguas cuando hay lluvia, a pesar de que el resto se esté quejando por la calle de que llueve. Fíjate en la gente, emociónate de las cosas que le pasan cuando andas, siente el aire en la cara cuando caminas o vas en bicicleta. Siéntate a ver un atardecer. Levántate por la mañana con ganas de comerte el mundo con una sonrisa. Llega a casa y en vez poner cara de "vaya día más malo que he tenido", alegra a tus padres, tu pareja o tus hermanos con una sonrisa. Porque piensa que todo el mundo está abarrotado de problemas, a nadie le apetece tener gente llena de negatividad. Sonreír te abrirá muchas puertas.

Pero bueno, no te estoy diciendo que se te vaya el santo al cielo y no estés con los pies en la tierra como si todo fuera una fantasía, ¡al contrario! Te muestro cosas que las tenemos todos los días, a pesar de nuestros problemas, que pueden ser cogidas al instante y no cuestan dinero, y por esto último, a muchos no les interesa que las hagas.

Piensa por ejemplo, por qué en el cine, en los libros, en cualquier lado tratan de vendernos una imagen idílica donde todo es posible y que sin embargo la sociedad no cree. Saben perfectamente que dentro de nosotros estamos reprimidos ante esas grandes cosas que podríamos hacer. Sacan las emociones y los deseos que tenemos dentro, pero al mismo tiempo nos las definen como inalcanzables, porque saben que eso vende, porque cada uno en nuestro interior tenemos escondida esa capacidad de ser feliz, y que la única forma para acceder a ella sea mediante esas historias que nos cuentan que no pasarían nunca, para que cada vez que nos acerquemos a esa forma de felicidad digamos..."eso sólo pasa en las películas", y nuestra única forma para ser feliz sea el dinero, para ser niños de nuevo por unos momentos, cuando no es así.

Es posible amar a alguien durante toda la vida, es posible cumplir tus sueños con constancia y esfuerzo, es posible ser curioso y sacar el niño que siempre fuimos sin dejar de ser personas maduras, es posible estar contento en el día a día, volver a vivir de verdad. Que no te engañen... existe el camino de la felicidad y se encuentra en las cosas pequeñas. Sólo tú eres el que decide cuando comenzar a recorrerlo. Así que sonríele a la vida y espero que encuentres tu momento para ser más feliz.


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