domingo, 16 de octubre de 2016

"Ya no siento lo mismo"

Unas palabras cargadas de irresponsabilidad, la mayoría de las veces. Dichas cuando por primera vez esa persona a la que van dirigidas ya no te importa tanto. A cuántas personas les habrá roto el corazón, a cuántas les habrá encogido el alma.

Y nos hacen más fuerte...dicen. Sí, es cierto que nos creamos una coraza que ayuda a que personas, con no muy buenas intenciones o que simplemente te dejen de valorar al tiempo, no nos puedan hacer daño. Pero cuando decides abrirte a una persona nuevamente y te acaba diciendo esas palabras...sí, esas malditas palabras, el efecto que te producen es el doble de desgarrador de lo que lo fue la última vez...

Al final solo queda una cosa: miedo. Tengo miedo. A dormir y tener un sueño que como una premonición al despertarme se haga una realidad, en el que esa persona a la que adorabas sentencie lo que tanto temes. De que si las cosas van mal en algún momento, pueda pensarme lo peor. Tengo miedo a tener una mínima posibilidad de sentir el propio miedo, de pesadumbre.

Tan pronto las nubes te mecen en el cielo, como te sueltan hasta dejarte caer hacia un precipicio del cual es demasiado difícil salir. Ojalá, estimado lector, no tengas que escuchar estas palabras por primera vez, o de nuevo, pues he aquí la prueba de un servidor que no quiere volver a sufrir el efecto de tan doloroso recuerdo.



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